La gastronomía calahorreña tiene dos señas de identidad básicas; por un lado, su influencia morisca, ya reseñada antes y que se manifiesta en numerosos platos, por otro lado, la altitud, que también marca las lineas que conducen la tradición culinaria de esta localidad.
Las bajas temperaturas que se producen en La Calahorra, sobre todo en invierno, hacen necesarias una cocina rica en grasas y proteínas animales, que permita hacer frente a todos los quehaceres diarios.
La gastronomía de esta localidad es herencia de cientos de años de tradición culinaria. Los guisos y pucheros muestran una cocina tradicional muy completa a nivel nutritivo, comidas ricas ya no solo en sabor, sino en productos de la tierra.
El queso de La Calahorra lo podemos encontrar de dos maneras; curado y semicurado. Para su elaboración se emplea o bien leche de cabra o leche de oveja, cabezas de ganado características de la región. El sabor es cremoso y fuerte a la vez, con la peculiaridad de ser algo picante en el caso de comer queso de oveja. Generalmente, son quesos que no superan los dos kilos y con la opción de adquirirlos empapados en aceite.
Tanto los quesos como los embutidos de cerdo son se preparan artesanalmente con su tradicional proceso de elaboración.
Entre los platos tradicionales, encontramos las tajas adobadas, las migas, el sustento, guiso elaborado a base de patatas, costillas, ajos y chorizos, o el rin-ran, en el que se observa la influencia morisca en la tradición gastronómica de esta tierra. El bacalao se cocina al mas puro estilo moruno, dejando una gran variedad de sabores en el paladar.
Otras recetas típicas son:
En esta comarca encontrara postres tan afamados como los típicos falsos huevos o boladitos de calabaza
Los boladitos de calabaza son bolitas compuestas por huevo, harina, leche, calabaza, bicarbonato, canela y azúcar, que ,debidamente mezclados, forman una masa de la que se extraen pequeñas bolas, posteriormente fritas.
Los falsos huevos están compuestos por una combinación de bizcocho, flan y chocolate, recubiertos por una capa de nata y melocotón.
En tiempos de semana santa y algunas otras celebraciones, aun se suelen hacer los buñuelos, masa frita clara herencia árabe.